"…sin ira LIBERTAD, y si no la hay sin duda la habrá..", cantaba Jarcha durante la pre-transición.
No tengo ni idea de si se han cumplido las idealísticas aspiraciones de los componentes del grupo y de la gente que coreaba la canción. Supongo que para los Felipes Gonzalezes y Cías de similar pelo el país ha seguido una ruta fetén en el ámbito de las libertadas y somos la ostia, un ejemplo a seguir. No negaré que en muchos aspectos hemos avanzado hacia adelante desde aquella deprimente época–y digo deprimente porque si vivías en un pueblo del Goierri como yo, aquella época fue sí, deprimente–. Pero no es cosa de irse hacia cosas tristes; para eso ya tenemos los "informativos" de Tele 5 (vaya bodrio de noticiarios). Dejaré los paréntesis. Decía que para la casta política que encabezó la transición España es un ejemplo, o eso es lo que nos ha vendido la maquinaria propagandística pluto-política del estado que tenemos en el que un puñado de élites empresariales en connivencia con un importante –no todo– sector político se jaman el cotarro mientras la plebe, en sentido literal, chupa rueda con la lengua fuera.
Salía hace poco una encuesta en los medios que indica que los españoles, y según los datos, más las españolas, vivimos hiperagobiados, entre otras cosas por la falta de plata, o sea dinero. Los miembros de la casta pluto-política se harán los suecos y "negarán la mayor" (vacua y pomposa expresión popularizada, casualmente, por el ex presidente del bigote) mientras se toman un martini a la espera de que sus caniches –literales o figuradas– reciban su masaje dominical.
Pero no, algo hay. No es normal lo que pasa en este país, por mucho que traten de lavarnos el cerebro con bazofia envuelta en papel de información.
¿Somos más libres que en 1976? Si por libertad entendemos ir de guays y megacontestatarias por fumarnos un peta en el bar, ¡hala! porque a mi nadie me dice lo que tengo que hacer, seguro. Somos hiperlibres y estupendas. Pero si por libertad entendemos tener la mente abierta para tolerar y respetar –incluso haciendo valer– opiniones diferentes o contrarias defendidas con el mismo respeto, desde el bar hasta el Tribunal Constitucional, pasando por el Congreso o una asamblea de mujeres, entonces la cosa ya es más dudosa. Y si por libertad entendemos tener la tranquilidad y confianza de que los ladrones políticos e institucionales que han esquilmado al país durante décadas vayan al trullo mediante una actuación judicial rápida y eficaz, te cagas: ya te puedes comprar un cómic del Capitán América y una bolsa de pipas que la cosa va para rato. Ejem.
Así que chavalada de Jarcha, en España, libertad…bueno, en cierto modo sí. Pero en otro cierto modo, lamentablemente no. Y llevamos ya 40 años, que son tela. Normal que la gente esté agobiada. Y menos mal que tenemos al Madrid y al Barca para dispersar la frustración y encaminarla hasta algo tan productivo como el fútbol. ¿O no?
No tengo ni idea de si se han cumplido las idealísticas aspiraciones de los componentes del grupo y de la gente que coreaba la canción. Supongo que para los Felipes Gonzalezes y Cías de similar pelo el país ha seguido una ruta fetén en el ámbito de las libertadas y somos la ostia, un ejemplo a seguir. No negaré que en muchos aspectos hemos avanzado hacia adelante desde aquella deprimente época–y digo deprimente porque si vivías en un pueblo del Goierri como yo, aquella época fue sí, deprimente–. Pero no es cosa de irse hacia cosas tristes; para eso ya tenemos los "informativos" de Tele 5 (vaya bodrio de noticiarios). Dejaré los paréntesis. Decía que para la casta política que encabezó la transición España es un ejemplo, o eso es lo que nos ha vendido la maquinaria propagandística pluto-política del estado que tenemos en el que un puñado de élites empresariales en connivencia con un importante –no todo– sector político se jaman el cotarro mientras la plebe, en sentido literal, chupa rueda con la lengua fuera.
Salía hace poco una encuesta en los medios que indica que los españoles, y según los datos, más las españolas, vivimos hiperagobiados, entre otras cosas por la falta de plata, o sea dinero. Los miembros de la casta pluto-política se harán los suecos y "negarán la mayor" (vacua y pomposa expresión popularizada, casualmente, por el ex presidente del bigote) mientras se toman un martini a la espera de que sus caniches –literales o figuradas– reciban su masaje dominical.
Pero no, algo hay. No es normal lo que pasa en este país, por mucho que traten de lavarnos el cerebro con bazofia envuelta en papel de información.
¿Somos más libres que en 1976? Si por libertad entendemos ir de guays y megacontestatarias por fumarnos un peta en el bar, ¡hala! porque a mi nadie me dice lo que tengo que hacer, seguro. Somos hiperlibres y estupendas. Pero si por libertad entendemos tener la mente abierta para tolerar y respetar –incluso haciendo valer– opiniones diferentes o contrarias defendidas con el mismo respeto, desde el bar hasta el Tribunal Constitucional, pasando por el Congreso o una asamblea de mujeres, entonces la cosa ya es más dudosa. Y si por libertad entendemos tener la tranquilidad y confianza de que los ladrones políticos e institucionales que han esquilmado al país durante décadas vayan al trullo mediante una actuación judicial rápida y eficaz, te cagas: ya te puedes comprar un cómic del Capitán América y una bolsa de pipas que la cosa va para rato. Ejem.
Así que chavalada de Jarcha, en España, libertad…bueno, en cierto modo sí. Pero en otro cierto modo, lamentablemente no. Y llevamos ya 40 años, que son tela. Normal que la gente esté agobiada. Y menos mal que tenemos al Madrid y al Barca para dispersar la frustración y encaminarla hasta algo tan productivo como el fútbol. ¿O no?