El hombre de la bolsa sube al bus:
chaleco negro, barba de días,
mirada agresiva, pelo alborotado.
El hombre de la bolsa la arrastra
hasta el fondo
del urbano. La deja.
Se acerca al conductor. Paga.
Vuelve a la parte de atrás.
Me mira, se sienta.
Aunque no lo veo
escucho el dejar de raspar
de sus zapatos rotos.
"¡Le disparé en la boca!"
"¡Le di cuatro tiros al oficial del Vietcong!'
El hombre de la bolsa grita
desde el fondo del bus.
Sé que es él.
De todos modos, me giro y le miro.
Me mira. Silencio.
Los demás pasajeros miran
al frente. Ni parpadean.
"¡Y luego le trituré la cabeza
con la culata de mi rifle!"
"¡¡Le disparé en la boca!!"
El chófer conduce.
La gente calla.
Llego a mi destino. El bus para.
Me bajo.
El autobús ronca y se va.
El hombre de la bolsa mueve la boca.
Ya no oigo lo que dice.
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