jueves, 23 de septiembre de 2010

GALLOS

Por si Los Ángeles no estuviera de por sí envuelto en una inefable
burbuja de surrealismo, he descubierto que en la calle de al lado, en
la esquina frente a la panadería Huichos y la heladería Mateos, al
lado del almacén de disfraces baratos y parafernalia cumpleañeril, hay
una especie de aparcamiento, lleno de escombros, donde pulula un
puñado de gallos rampantes al cuidado de un señor atezado, de bigote
blanco y sombrero grasiento que me ha hecho recordar al espíritu de
"Un lugar llamado Milagro". Ahora, además de perros que te ladran cuando pasas junto a su verja, tenemos gallos que te lanzan alaridos. Estos son gallos modernos y no se adscriben al mito infantil según el cual los gallos anuncian el alba; estos se desgañitan aunque sean las 2 del mediodía. Esto es Los Ángeles, señores. Ni Britney Spears ni Julia Roberts, ni glamour ni alfombra roja. Gallos hiperactivos en las aceras y helicópteros ensordecedores en el cielo. Como "Apocalypsis Now" pero en castizo. Será herencia de la colonia española.

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