sábado, 15 de junio de 2013

JOSHUA TREE

Hasta que arribé a Los Angeles, Joshua Tree era para mi el título de un álbum de U2, la banda irlandesa de Bono and company. Llegué y me enteré de que Joshua Tree es un parque natural enclavado en el desierto del Mohave. Un área de más de 3.000 km2 cubierta de tierra, arbustos, plantas de yucca y...árboles Joshua. Quizás lo que más me gusta del parque son las hermosas formaciones rocosas, ideales para escalar, trepar, subir y bajar. Eso es lo que hicimos el pasado fin de semana; explorar antiguas minas de oro, patear senderos de tierra tierra y arena gruesa horadados a lo largo de lomas resecas por buscadores de riquezas pretéritos y montañeros contemporáneos para ser disfrutados por domingueros verdes como nosotros. (Remarco lo de verdes para distinguir de esa clase de dominguero que tira la botella de plástico o las colillas de tabaco al lado del camino). La sensación de caminar bajo el sol plano en aquellos caminos solitarios le devuelve a uno a épocas, siglos pasados, cuando los exploradores dejaban sus mundos, sus historias al otro lado de un océano, o de un continente en busca de algo que, probablemente, ni ellos sabían. Porque en eso consiste la exploración, en buscar algo sin saber qué; cruzar umbrales, abrir puertas, subir montañas, atravesar mares para saciar un sueño, un ardor, una curiosidad, un miedo, una necesidad, una fe... Subido en lo alto de las lomas áridas, oteando los valles y los montes volcánicos en la distancia, la imaginación nos hace solidarios con los corazones de aquellos hombres.

Joshua Tree y Pioneer Town, un vestigio del Wild West creado en los 1940, para saciar la fantasía de Hollywood. También estuvimos allí. Sólo me faltó un caballo y un Winchester para sentirme como James Stewart, o como Cooper, o Bogart, o Eastwood. El cielo azul arriba, la calle polvorienta, el fuerte viento del sur, los arbustos rodando...

Como canta Tex Ritter en "Solo ante el peligro": "...Don't forsake me oh my darling..."