martes, 28 de septiembre de 2010

lunes, 27 de septiembre de 2010

DE LA LOCURA A LA CORDURA O VICEVERSA: PARTE 5

Fue entonces cuando se fijó en las ruedas de madera y en las poleas de
caucho. Bien hervidas podrían solucionar los problemas de transporte
que había tenido tras la muerte de Richard W., una de las mulas. Ahora
solo le quedaba una, viejilla y quejosa, que tendría que tirar del
árbol segado por el rayo la pasada noche. Las piedras del río
brillaron y una trucha se ofuscó, cegada por la luz. Dio un respingo y
saltó a la orilla, hizo como si echara una ojeada —algo imposible,
lógicamente— y boqueando se volvió a meter en el agua. Nadie la vio,
pero como es algo que sucedió, conviene decirlo.

jueves, 23 de septiembre de 2010

GALLOS

Por si Los Ángeles no estuviera de por sí envuelto en una inefable
burbuja de surrealismo, he descubierto que en la calle de al lado, en
la esquina frente a la panadería Huichos y la heladería Mateos, al
lado del almacén de disfraces baratos y parafernalia cumpleañeril, hay
una especie de aparcamiento, lleno de escombros, donde pulula un
puñado de gallos rampantes al cuidado de un señor atezado, de bigote
blanco y sombrero grasiento que me ha hecho recordar al espíritu de
"Un lugar llamado Milagro". Ahora, además de perros que te ladran cuando pasas junto a su verja, tenemos gallos que te lanzan alaridos. Estos son gallos modernos y no se adscriben al mito infantil según el cual los gallos anuncian el alba; estos se desgañitan aunque sean las 2 del mediodía. Esto es Los Ángeles, señores. Ni Britney Spears ni Julia Roberts, ni glamour ni alfombra roja. Gallos hiperactivos en las aceras y helicópteros ensordecedores en el cielo. Como "Apocalypsis Now" pero en castizo. Será herencia de la colonia española.

martes, 21 de septiembre de 2010

AMIGOS

Se acaba el verano. Un verano que para mi ha sido muy hermoso,
riquísimo. Lleno de cosas buenas. Es uno de esos periodos que se
llevan en el corazón como una burbuja cálida y suave. La rutina
diaria, la carrera por el bidegorri, el desayuno mágico, las comidas
caseras, Saber y Ganar en la sala, con los padres y, el viaje diario a Arantzazu por Legazpia y bajo la verde y bucólica fronda de Udana, mi reclusión en el estudio polvoriento para crear, pensar y sentir, las tardes de toros en Illumbe con mis padres, el plato de jamón del Txinparta en Urbil, los momentos y cafés con los amigos, la Real, los nudos de duda en el corazón, los atardeceres y los viajes a Beasain, los reconfortantes Magnum de postre, la cena con los compañeros basketboleros y muchos momentos especiales que un día aflorarán en algún poema. Quizás. Recuerdos que me calientan el corazón y me acompañan en esta isla. Mila esker ¡Qué bien!

viernes, 17 de septiembre de 2010

DE LA LOCURA A LA CORDURA O VICEVERSA: PARTE 4

Total, que él, que tenía espíritu artístico y había sido un
prestidigitador de postín en sus tiempos (la baraja no tenía secretos
para él) además, tenía un truco en el que hacía desaparecer ratas de
agua y aparecer un chimpancé. Ni él mismo sabía cómo lo hacía. Bueno, un poco sí, pero siempre decía eso para darle misterio a su arte. En fin, que algún día a lo mejor actuaba en Munich, o en Berlín. Cuando conoció a Goebbels, se lo comentó y éste le aseguró que en la fiesta de la victoria del III Reich saldría al escenario y debutaría como mago. Buen tipo ese Goebbels, pensó. No sabía muy bien qué cargo ocupaba en el país, pero debía ser importante porque todos los
soldados con los que se cruzaba le hacían el saludo marcial. Él, como no era soldado, le dio la mano.

viernes, 10 de septiembre de 2010

DE LA CORDURA A LA LOCURA O VICEVERSA: PARTE 3

Un avión bimotor ronroneó en el horizonte. Al menos eso le pareció.
Era un día especial, porque su hijo se casaba. "Buena decisión", había
pensado el campesino cuando aquél se lo comunicó. "Quizás así no irá a filas". Él sabía que estaba soñando y que dentro de poco las SS vendrían al pueblo y se lo llevarían a matar rusos, pero prefería seguir en su fantasía hasta el último momento. A lo mejor, la guerra acababa pronto, y su hijo se quedaría con su nuera y podría cuidar del bebé que
esperaban, su nieto. Quizás fueran dos, porque Ingrid tenía una
barriga enorme y, según ella, sólo estaba de tres meses. Se le cayó la
escopeta de caza, la recogió, se echó un pedo y volvió a dormir.
Todavía quedaban un par de horas hasta el amanecer. Nunca había
querido ser nada más que comediante. Los trabajos del campo no le
agradaban pero como su padre murió en la guerra, en alguna de ellas,
no le quedó otro remedio que hacerse cargo del ganado. Su madre había
estado enferma de tuberculosis o sífilis, no estaba seguro, y sus tres
hermanas no daban un palo al agua porque decían que tenían que
salvaguardar su belleza para sus futuros maridos. Menudas lerdas,
pensó. Tanta chorrada para, al final, acabar dos en un burdel y la
otra casada con el carnicero del pueblo, un cerdo seboso que le había
hecho ocho hijos a su hermana. Pobre.