miércoles, 21 de julio de 2010

LAS VEGAS

Hotel Casino Bellagio

Carretera y manta. Viaje relámpago a Las Vegas entre semana.
Desiertazo desde Barstow (a unas dos horas de Los Angeles) hasta la
capital del vicio. Un calor achicharrante durante el camino (se cruza
o pasa por el desierto del Mojave) hasta llegar al oasis artificial
que es la ciudad de Las Vegas, un enclave concebido por Mugsy Sieguel
a partir del Hotel Flamingo (que es donde nos hospedamos). Es
impresionante ver surgir la ciudad en medio de la arena y las rocas.
Sólo un visionario exitoso podría concebir y desarrollar una cosa así
prácticamente de la nada. Como ciudad en el sentido europeo no es gran
cosa, pero la atmósfera de diversión, fiesta y el "casi todo vale" es contagiosa. Un lugar increíble. Apenas dormí en las dos noches que pasamos. Me divertí en la piscina como no lo hacía desde crío (jugando precisamente con unos chavales que estaban en el agua lanzándose una pelota mientras sus madres se desmadraban colectivamente), comí, bebí (lo justo porque si te pasas en esta faceta lo demás se encaraja también), y encima tuve suerte. Dos días y medio fenomenales. Merece la pena.

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